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Todas ellas eran ciudades fortificadas y de altas murallas, con portones y cerrojos, sin contar otras muchas ciudades sin murallas. Las destruimos, como lo hicimos con Sijón, el rey de Jesbón. En todas las ciudades matamos a hombres, mujeres y niños, y nos apoderamos de todo el ganado y de los despojos de las ciudades.

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